Los Ayuntamientos de Barberà del Vallès y de Badia del Vallès, con el apoyo de la Diputació de Barcelona, han puesto en marcha Dissenyem Pensant, una iniciativa pionera en nuestro país para que las personas en situación de desocupación puedan rehacer los vínculos con el mercado de trabajo.
El Ajuntament de Badia del Vallès y COMA han puesto en marcha ProBadia Lab, una iniciativa pionera en nuestro país para que las personas en situación de desocupación puedan rehacer los vínculos con el mercado de trabajo.
Como ya contábamos en nuestro anterior post, ProBadia Lab es una iniciativa que se enmarca en el empeño de COMA por hacerse las mejores preguntas para dar las mejores respuestas posibles. Y lo queremos hacer a partir de nuevas fórmulas de innovación social más ajustadas a la realidad de cada territorio, de cada colectivo y de cada persona. Porque ha llegado el momento de detenerse para repensarnos, tomar impulso y continuar.
Si quieres formar parte de esta iniciativa o saber más sobre ella, no te detengas aquí, contáctanos en info@wearecoma.com o llámanos al 933 943 352.
Director de COMA
La afectación más grave del contexto económico actual es, sin duda, el alto nivel de desempleo alcanzado. En este sentido, las tasas de paro han impactado de lleno en el bienestar social, cuyos factores no son solo aquéllos que afectan a la calidad de una vida digna sino que también hacen referencia a otros que atañen, directa o indirectamente, a la salida de la crisis.
El agravamiento del bienestar se ha convertido en un problema social con repercusiones colectivas y, por lo tanto, no solo incide por completo en las personas desocupadas, sino que afecta a las ocupadas, así como a los agentes sociales y económicos, a la administración pública y al sector empresarial, los cuales conviven en un mismo territorio.
El desempleo es un factor relevante a la hora de explicar los procesos de exclusión social y su impacto no se entiende en términos de extensión relativa sino en términos de intensidad y, sobre todo, en términos absolutos.
El enorme deterioro de la cohesión social sufrido los últimos años, con un incremento notable de los procesos de exclusión y con una expansión significativa de las situaciones de precariedad, exige una reacción colectiva que invierta las tendencias. Una reacción proactiva que persiga rehacer el vínculo de las personas desocupadas con el entorno laboral, pero que también permita recuperar todas aquellas competencias que se han perdido por el camino.
El actual contexto económico no solo ha evidenciado la baja efectividad de las políticas activas de ocupación en la creación de nuevos empleos, sino que también ha hecho patente el distanciamiento entre los tiempos y las velocidades en que se mueve la administración y de aquéllos que dispone la persona desocupada.
A menudo, las opciones públicas han planteado unas soluciones –a medio y largo plazo– desajustadas de la realidad de determinados perfiles de desempleo que necesitan soluciones a corto plazo en un mercado laboral baldío y estancado.